El primer error fué creer que tenia la vida dibujada en la palma de la mano. El otro, darme cuenta tarde que si estaba dibujado mi destino en algún lado, este se parecería a tu mirada. Después no hubo más errores, sólo los parpadeos de un discurrir cargado de luz y aprendizaje.
Después de haber sentido tu calor, todo allá afuera parece muy dulce. Sólo a partir de tu calor mi refugio comienza a ser un buen lugar para regresar después de la batalla. Y este día nuevo, que comienza a cada rato es vibrante, luminoso, revolucionario y verdadero. Hasta en su más mansa quietud.
El primer acierto fué confiar en mi intuición. El otro dejar que me acompañes a mi viaje esa primera noche fría. Después, puede haber algúnos errores que por tu inmensa dulzura se han cargado de luz y aprendizaje.