miércoles, 22 de junio de 2011

Avinagrado

Se escucha un sordo eco. Es un ruido seco.
Cómo un lata contra el suelo. Cómo un vaso lleno cayendo.
Me debato constantemente entre la fuerza y la desesperanza. Me llama el pasado sinuoso pero deseo la luz incandecente de un "adelante" que promete no más dolor, no mas tristeza.
Y resulta ser que no estoy en ningún lado. Sólo victima del capricho de una mente que recuerda de a poco, cómo quiere, cuándo quiere. Y por eso, un alma que se aprieta de pena cuándo no encuentra en nadie las respuestas. Porque nadie las tiene.
Porque no hay explicaciones para tanta pena. Sólo la tragedia del hecho consumado. Sólo la certeza de que mi corazonada, ese día, era cierta. Y no hice caso. Y hoy, me abrazan todos los que pueden pero no hay abazos para tanto tiempo llorado, para tanto tiempo enterrado. Porque en la fresca humedad de la tierra, más que morir, parece haber germinado. Para volver a darme sus avinagrados frutos que no hacen más que destruirme las entrañas y arrasar con mi garganta. Para dejar salir una voz extraña, que no soy yo.
O tal vez, soy por primera vez yo desde ese día, desde esa hora nefasta en que alguien creyó poseer mi destino con una patada. ¡Cómo si eso constituyera la vida! ¡Cómo si de eso dependieran mis ganas!
¿y?...y nadie sabe. Nadie tiene esa palabra.



http://www.maramarinipinturas.com.ar/Maraesp/oleos.htm

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