lunes, 28 de noviembre de 2011

sospecha.

Puede que en otra vida haya sido un pájaro. 
Me lo dicen el terror inmenso que me invade al ver una jaula, la asfixia y la clara idea de haberlo vivido. Puede que en otra vida haya sido pájaro, porque mi madre dejó de temer el temblor y el latido de un pájaro en sus manos luego de haberme parido, de haberme tenido en su vientre de paloma. 
Me da la impresión de ser cierta aquella sospecha porque hay días que puedo jurar, me duelen las alas. 
Hay lugares parecidos a jaulas en los que me ha tocado vivir y fue justo en la época que no cantaba. Y hay arboles en los que bajo su sombra, me siento en casa. 
Hubo una vez una loca que vio las alas y me dijo que a ella le parecían de mariposa. 
Puede que en otra vida haya sido pájaro y en partes aún lo recuerdo, cuando me late el corazón más rápido, cuando siento la condena del suelo, cuando recuerdo mis vuelos en sueños.Puede, que por eso me regocijo en las semillas y me gustan las goteras de agua de las canillas en los patios. Tal vez por eso hay veces que no entiendo el mundo, no entiendo nada, se vuelven extrañas sus formas y sus comportamientos, me aburre el dinero, me aburren los periódicos y los teatros, me aburre todo lo que se mueve a diario tan cerca del piso.Tan lejos del viento.



2 comentarios:

  1. Muy lindo. Me hizo acordar un poema de Anne Sexton que comparto:

    Todo en mí es un pájaro.
    Agito todas mis alas.
    Querían cortarte y sacarte
    pero no lo harán.
    Decían que estabas infinitamente vacío
    pero no lo estás.
    Decían que estabas enfermo de muerte
    pero se equivocaban.
    Cantas como una colegiala.
    No estás desgarrado.

    Dulce peso,
    en celebración de la mujer que soy
    y el alma de la mujer que soy
    y de la criatura central y su deleite
    canto para ti. Me arriesgo a vivir.
    Hola, espíritu. Hola, copa.
    Sujetar, cubrir. Cubierta que contiene.
    Hola tierra de las colinas.
    Bienvenidas, raíces.

    Cada célula tiene una vida.
    Aquí hay suficiente para satisfacer una nación,
    para que el pueblo haga suyos estos bienes.
    Cualquier persona, cualquier sociedad diría:
    "Este año está resultando tan bueno que
    podemos pensar en otra cosecha.
    Una plaga ha sido prevista y eliminada."
    Por eso muchas mujeres cantan al unísono:
    una maldiciendo la máquina de hacer zapatos,
    una en el acuario cuidando de la foca,
    una aburrida al volante de su Ford,
    una cobrando en la barrera de peaje,
    una en Arizona echando el lazo a un ternero,
    una en Rusia con un chelo entre las piernas,
    una en Egipto trajinando ollas en la cocina,
    una pintando de luna las paredes de su dormitorio,
    una moribunda pero recordando un almuerzo,
    una en Thailandia desperezándose en su estera,
    una limpiándole el culo a su hijo,
    una mirando por la ventanilla de un tren
    en medio de Wyoming y una está
    en cualquier parte y algunas en todas partes y todas
    parecen cantar, aunque algunas no pueden
    cantar ni una nota.

    Dulce peso,
    en celebración de la mujer que soy
    déjame llevar una bufanda de tres metros,
    déjame tocar el tambor por las de diecinueve años,
    déjame llevar cuencos para la ofrenda
    (si eso es lo que me toca).
    Déjame estudiar el tejido cardiovascular,
    déjame medir la distancia angular entre meteoros,
    déjame libar de los estambres de las flores
    (si eso me toca).
    Déjame hacer ciertas figuras tribales
    (si me toca).
    Por todo esto el cuerpo necesita
    que me dejes cantar
    para la cena,
    para el beso,
    para la afirmación
    exacta.

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  2. Guau, que bello. Muchas Gracias por compartirlo.

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