lunes, 13 de septiembre de 2010

Nada


Ya no soy más yo. He dejado de ser. Me he convertido en la especulación pura. En una idea inmaterial de mi misma que no se parece a nada, ni a nadie, ni a mi.


Soy una negación de todo y solo estoy porque la negación me antecede, existiendo desde alguna parte anterior.

No me parezco en nada a las caras que vi de mi, ni a las que mostré, ni a las que no quiero que nadie vea. No hay nadie dentro mío mas que la pura expectativa. Soy solo una futura detonación, soy energía en estado latente, deseosa de estallar en mil partes y decorar el espacio con pedazos de mi.

La materia que antes habitaba ya no esta. No hay manos, ni mente para pensar, No hay libertad ni castigo ni nada porque llorar, solo estoy en un estado que no comparte su naturaleza con nada. Algo tan nuevo y diferente como lo es la planta bajo la tierra, hecha semilla, sin nacer. Soy al fin, la última de las capas de mi alma. Estoy tan al desnudo que una brisa tibia podria quemarme como impiadosa llamarada. No tengo mas que un tejido suave, apenas nuevo, de tan nuevo casi inexistente.

Hay en mi pecho un hueco hondo. Habitado sólo por la oscuridad de la noche mas plácida. Y desde el fondo se oye el latido de mi corazón enterrado, bien abajo, latiendo descolocado bajo la tierra. En ese oscuro refugio se mantuvo vivo, húmedo. Ahora se lo puede escuchar, la larga trayectoria del sonido a lo largo del hueco al fin alcanzo la superficie. Ahora se lo puede oir. Y entonces soy solo eso. La energia de una futura explosión y el sonido, cavernoso, de un corazón escondido.

Ahí abajo, donde no estoy, suplico por las formas de salir de esa oscuridad y a la vez me regocijo en el húmedo y oscuro arroyo que abona los latidos que puedo oir, pero no veo

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