lunes, 13 de septiembre de 2010

Para mi los amigos...


No hay un designio exacto ni una regla que se ajuste a los amigos. Es en todos los casos tan diferente, como especial. El amigo es tan absoluto en la vida de otro, como es absoluta la sangre, como tiene de mandato y de carga su flujo.


Hay en la elección de los amigos señales claras de lo que uno decide sobre su andar, sobre su vida.

Se elige ver por sus ojos las cosas que los propios no se pueden ver. Se elige en su raza, en su color de voz, en el canto y el andar de su raíz una decisión tomada sobre lo que uno quiere aprender. Porque es a través de ellos que uno zafa de las herencias y recorre otros horizontes, porque desde su piel se siente lo que en la propia no se puede.

Los amigos, prestan de si mismos el ritmo y la cadencia permitiendo que los otros conozcan otro vibrar. Y así tanteando la melodía de sus ideas uno es mas gente, mas rico, mas decente.

Hay un pulso, un latido y muchos cantos, mucho aire y por suerte compartido. Los amigos para mi son la republica. La soberanía de mi vida. La completud de la madurez. Porque allí deposito aquello que es propia elección, sin mandatos, ni reglas, ni lustros, ni sangre, ni herencia. Es mi más intenso presente, mi decisión irrevocable de que es posible un futuro, que es posible la decencia.

Cuando se decide traer un hijo al mundo, como cuando se decide tener un amigo, se apuesta a la verdad, a la perfección, a la belleza. Se cree en el mundo.

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